Desde el punto de vista de la relación con el entorno, se trató de dar continuidad al espacio público recuperando la antigua conexión entre el Passeio das Fontainhas y el Largo Actor Dias. A su vez se usa la cubierta del edificio como parque y mirador. Desde este mirador y desde el propio interior se establece la relación con el río y se enmarca el puente, símbolo de la ciudad.
Desde el punto de vista estructural, los pórticos que sustentan el edificio van evolucionando longitudinalmente para conseguir salvar la diferencia de cotas entre las dos calles, aprovechándola para ubicar el aparcamiento.  En el otro extremo, los pórticos se pliegan a modo de brise soleil, guardando las instalaciones de climatización y enfatizando las vistas.
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